Son las palabras que llenan una hoja

La lección del profesor Arterton sobre el debate entre Romney y Obama

In 600 on 5 octubre 2012 at 15:52

Vino a Pamplona con una corbata roja, azul y blanca, los colores favoritos de los americanos. Seguro que ni habría reparado en que esos tres bajaban de un cuello enemigo: el de su camisa rosa. El profesor de Administración Política en la Universidad George Washington, en cambio, había analizado la noche anterior las corbatas que ahogaron a Mitt Romney y a Barack Obama en el primer debate presidencial. Esa noche, parecía que los políticos se habían intercambiado los colores. El azul siempre se ha asociado con los republicanos, mientras que el rojo es el color de los demócratas. Pues bien, en el debate el presidente llevaba una prenda azul con puntos blancos y el aspirante una roja de rayas también blancas. Un detalle significativo, como las tomas que grabaron las cámaras de televisión. El profesor del GSPM descubrió que los primeros planos le mostraban a Romney con una cabeza mucho mayor que la de su oponente. Esa diferencia sugería que el republicano estaba lleno de ideas sustanciales en comparación con el demócrata, menos corpulento en general. El propio Christopher Arterton se mostró “impresionado” con las diferencias físicas entre ambos candidatos.

El profesor de la Universidad George Washington, Christopher Arterton

El profesor de la Universidad George Washington, Christopher Arterton. Foto: CHALMETA

Dentro de la puesta en escena, el profesor confesó –contra su interés, porque él se declara demócrata- que Romney estuvo “más preparado, enérgico, organizado y sin miedo”. Los analistas dicen que el republicano lleva mucho tiempo con este tipo de discursos; desde que le nombraron cabeza del partido hace seis meses. Obama, en cambio, está… “oxidado”. Se mostró cabizbajo, desganado. “Cuando eres presidente no te hace ilusión este tipo de debates”, esgrimía el profesor. Por eso en 1992 Bush se negó al debate presidencial con Clinton, algo de lo que pronto se arrepentiría. Y es que, según Arterton, los debates de este estilo favorecen sobre todo al aspirante porque lo ponen en situación de igualdad ante el presidente. Quizá por eso hasta ahora en los debates el candidato se dirigía al presidente por su nombre. Se trataban de “míster”. Esta vez, como parte del respeto que reinó a lo largo del encuentro, Romney llamó a Obama “president Obama”.

Esos factores forman parte de una estrategia. Por ejemplo, que el demócrata no se refiriera a las últimas declaraciones polémicas de Romney sobre la población dependiente no es casualidad. Quizá la réplica del republicano habría acabado por perjudicarle. Cualquiera sabe que los preparativos de un debate son, como lo calificó Arterton, “un arte”. Aunque al experto no le gusta hablar de vencedores y vencidos, por mucho que las encuestas del día siguiente le dieran la victoria al republicano situándolo, por primera vez en la campaña, por encima del presidente. No le gusta hablar de victorias porque “cada parte tiene sus objetivos y las dos pueden ganar si los consiguen”. En ese sentido, ninguno de los candidatos hizo nada llamativo, pero tampoco cometieron grandes errores, como lapsus; “Gaps” los llamaba el profesor. Eso sí, aunque hasta el miércoles apostaba sin duda por la reelección de Obama, ahora dudaba de si estaría “alegre el día de las elecciones”.

Sobre la utilidad de este tipo de encuentros, Chris –que es como todo el mundo le llama- se mostró escéptico: “La gente está predispuesta y el debate refuerza posiciones, pero no cambia la forma de pensar”. A pesar de todo, explicó cómo había observado que, con el tiempo, un juicio acaba por convertirse en un hecho. En ese sentido, las encuestas de valor que ahora son favorables a Romney pueden convertirse en una victoria electoral. Lo haga o no, la actuación del republicano en el debate fue, confesó el demócrata, “la mejor intervención de su vida”.

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